Alcance
No basta con admitir que, como abogados, nos obligan ciertas normas éticas cuyo estricto cumplimiento debemos al cliente.
El trato leal y honesto para con aquél conlleva mucho más. Hemos de interpretar y conocer a la perfección:
- Qué necesidades y/o problemas a solventar le inquietan;
- Qué acciones ha emprendido para colmar unas y solucionar otros antes de acudir a nosotros y; especialmente,
- Cuál es su objetivo último.
“… nos obligan ciertas normas éticas cuyo estricto cumplimiento debemos al cliente.”
- La atención de todos y cada uno de los asuntos encomendados desde el conocimiento experto y dedicación intensiva hasta su completa realización;
- La actuación de manera ética, por encima de cualquier “peaje”.
¿Cómo reforzar tales pilares?
Sencillamente, haciendo al cliente partícipe del desarrollo de “su asunto”, manteniéndole informado sobre su evolución de manera continua, pues no existen barreras temporales ni tecnológicas que impidan interactuar con el cliente para tratar de garantizar resultados óptimos, siempre, de manera segura para con la confidencialidad que requiere el tratamiento de sus asuntos e información de carácter personal.
“…haciendo al cliente partícipe del desarrollo de su asunto, manteniéndole informado sobre su evolución de manera continua…”
